
Cuando abandoné el bar Abba, la noche del 8 de abril, arrancando de Dios, llovía cenizas. él, ebrio como estaba, jaraneó toda la noche.
“Existe una textura extraordinaria en un cuerpo descompuesto”
D.L.
Vengo arrancando de Dios
y mi yo de primera persona que no te alcanza
tan ebrio como la mosca en su salsa.
Plumas de gorrión ruedan al piso encerado
de mis pupilas solitarias
plumas como minutos lánguidos aparcados en la mesa coja.
Dos tequilas para cada uno
más no / por favor
tengo cita con mis gusanos.
Y qué más? volver por la amante olvidada
como gánster chiflado.
A la puta de los gritos
que invoca tu nombre cuando logra placer.
Esa colgada pelirroja del brazo ortopédico
alimentando lucecillas como palomas trabajólicas del Ministerio.
Retro era ella
la primera en explicar
que ya no soy tan burbuja.
Siempre eliges bien sonido y jaraneo más que los teatros.
No, no, llego hasta aquí barbudo conceptual
el discurso new age no calza
es viejo tarro con piedras y marketeo cursi.
En fin tu alta definición original es brillante.
Todo un gurú devocional creativo e intuitivo.
Me gusta tu método de trabajo y esa experiencia plástica
surrealista adquirida de Hitchcock, un tal Fellini y otro
llamado Kubrick: todos con esmero oníricamente siniestros.
Afuera llueve cenizas y ocultas tu oreja…
Afuera hay un extenso mar con cabeza de conejo
y sobre el papel la tinta sangre
una llaga de la mutilación umbilical.
El mundo cotidiano está lleno de pasadizos
para apostar por la escritura automática
y otro guión para David Lynch.
tk, otoño 2009