Encuentro en Huilquilemu
No hay horarios en días nublados
y extrañamente
la humedad ríe feliz en sus pliegues.
A menudo el peso alevoso
de mis años perdidos me recuerda cuan hormiga soy.
Vivir sin creernos extranjeros
es navegar un canal sin esclusa en aguas mansas.
¡Ay, de los vencidos! gritan.
El fuego sagrado despierta
una rara percepción de la belleza.
Miro el paso lento de nubes
y las araucarias de Huilquilemu
mientras hablan y hablan
de la mano
del pie
el disparo
o el golpe cruel que damos a la aldea.
Más huesos
más astillas de huesos
más sangre
en la frente a un tercio de esta belleza
no me daré por vencido:
llevo en los genes el chip de la destrucción.
TK
2 comentarios:
Encomiables letras.
Un abrazo.
Bello, muy bello.
besos y amor
je
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